Primera parte: Si no es luego, ¿cuándo? - If not later, when?

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 En la primera parte todo es muy confuso, ¿o tal vez no?.

 Aquí, Elio conoce a Oliver, un hombre de 25 años que irradia una confianza y despreocupación magnéticas. Elio se siente inmediatamente atraído por alguien como él, tan diferente y seguro de sí mismo. Todo su cuerpo lo anhela, pero Oliver es un enigma: a veces amable y cercano, otras distante e inaccesible. Esa dualidad lo desconcierta. ¿Lo odia, lo admira o simplemente no es lo suficientemente importante como para que Oliver lo clasifiqué de alguna manera ?

La mente de Elio es un mundo tan orgánico y honesto cuando explora lo que siente. Habla de sus emociones con una claridad desarmante, enfrentándolas de manera directa, sin rodeos. Pero esa claridad se nubla cuando empieza a cuestionar si lo que siente está bien o si es algo que debería experimentar. Es fascinante cómo Elio lo ve todo tan nítido desde el principio; reconoce su atracción por Oliver casi instintivamente, pero esa certeza está siempre bajo escrutinio.

Desde mi perspectiva, esto habla de una mente compleja, cultivada por unos padres que le han dado la libertad de reflexionar profundamente sobre sí mismo. Es un contraste fascinante: la sofisticación de sus pensamientos frente a su juventud de 17 años, que emerge en la forma en que describe a Oliver. Siempre se centra en su cuerpo, en su físico, como si fuera una obra de arte cautivadora. Elio nos hace sentir que podemos ver y tocar lo que él ve, que podemos entender su fascinación con la misma intensidad con la que él la vive.

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Una parte que me fascino, fue...

"Nadie de mi edad podría querer ser hombre y mujer a la vez, con hombres y mujeres."

Esto me pareció una introspectiva muy interesante, ya que explora su bisexualidad de una manera fascinante. Nos la demuestra en la heterosexualidad, queriendo hacer lo que hombres y mujeres hacen, pero siendo hombres. Sin embargo, tampoco descarta la idea de querer tener un amor con una mujer; solo anhela tener los mismos derechos biológicos y sociales para no ser juzgado por amar a quienes su corazón le dice que ame.

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Elio es una mezcla fascinante de sensibilidad e inseguridad. Sus pensamientos corren como un torrente mientras intenta entender qué es lo que le incomoda tanto de Oliver. ¿Es su forma de ocupar cada espacio como si le perteneciera? ¿Es su aire de confianza que parece casi arrogancia? O tal vez sea la forma en que Oliver, sin esfuerzo, capta la atención de todos: su madre, su padre, los vecinos, incluso las chicas del pueblo. Hay algo magnético en Oliver, algo que Elio siente como una amenaza, pero que no puede evitar querer mirar más de cerca.

El capítulo se desliza entre escenas de la rutina de este verano que apenas empieza. Elio nos describe con lujo de detalle el entorno: la villa está llena de libros, cuadros y muebles antiguos, y la naturaleza se desborda a través de los ventanales abiertos. El calor del verano se siente en cada página, y Aciman, con una prosa que es casi poesía, logra que el lector pueda escuchar las cigarras y oler los albaricoques maduros. Pero lo que más brilla es la forma en que este paisaje sirve como telón de fondo para el torbellino emocional que se avecina.


Mientras pasan los días, Elio se obsesiona con los detalles de Oliver. Se fija en cómo mueve las manos, en las marcas de su piel por el sol, en su manera de comer y de hablar, siempre con esa mezcla de cortesía y distancia. Oliver parece estar en constante movimiento, como si nunca se permitiera quedarse lo suficiente en un lugar o con una persona. Y esto desespera a Elio. Lo enfurece. Lo intriga. Cada gesto de Oliver se convierte en algo que Elio analiza y disecciona, buscando un significado oculto, un atisbo de atención o interés dirigido hacia él.

Lo fascinante de este primer capítulo es cómo Aciman captura la complejidad de los sentimientos de Elio. La narración está cargada de un torrente de emociones que no siempre son claras, ni para el lector ni para Elio mismo. Lo que parece ser simple antipatía hacia Oliver pronto se revela como algo mucho más profundo, más confuso. Hay un magnetismo entre ellos, algo no dicho pero que flota en el aire. Y aunque Elio todavía no lo entiende, el lector empieza a percibir que este verano será un punto de inflexión en su vida.

El capítulo también deja entrever las diferencias entre ellos. Oliver, con su carisma y facilidad para relacionarse, parece un contraste total con la naturaleza introspectiva y a veces torturada de Elio. Mientras Oliver parece no preocuparse por nada, Elio se ahoga en su propia necesidad de comprender todo lo que siente. Pero estas diferencias no hacen más que aumentar la tensión entre ellos, creando una conexión que todavía no ha explotado, pero que es imposible ignorar.


En este primer capítulo, Aciman no nos da grandes momentos de acción. No hay confesiones, ni miradas demasiado prolongadas, ni caricias furtivas. Pero lo que sí nos da es algo aún más poderoso: la promesa de que algo grande está a punto de suceder. Cada palabra, cada descripción, cada pensamiento de Elio está impregnado de una anticipación que te deja sin aliento. Es como estar al borde de un precipicio, sabiendo que el salto es inevitable, pero sin saber cuándo ocurrirá.

Elio, con su honestidad brutal y su sensibilidad casi dolorosa, ya se siente como un amigo íntimo al final de este primer capítulo. Lo conocemos, no solo por lo que dice, sino por lo que siente, por lo que no se atreve a decir. Y Oliver, aunque todavía es un misterio, ya se establece como el epicentro de todo lo que está por venir, como el catalizador que cambiará todo para Elio, incluso si él aún no lo sabe.


Este inicio no solo establece el tono de la novela, sino que nos sumerge en un universo que se siente tan real que casi podemos tocarlo. Es un mundo lleno de belleza, deseo, y esa nostalgia anticipada que viene con saber que estás viviendo algo que recordarás para siempre. ¿No es eso, después de todo, lo que hace que Call Me By Your Name sea tan especial? Es una historia que no solo lees, sino que vives, y este primer capítulo es el primer paso hacia esa experiencia inolvidable.

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